Acerca de S’Ona

Matías Guillermo Bacalov Campos

Cómo llegué aquí.

Ya desde la infancia, el dibujo, como representación artística me motivaba. Me sumergía en  “mi” mundo, me abstraía, y me atrapaba por completo. El deporte era otro de los aspectos que me entusiasmaban, y así logré desarrollarme, no sin dificultades, como persona y como profesional.

Me formé en arquitectura y cursé tanto los estudios, como la carrera profesional en una constante búsqueda de identidad propia.

Desarrollé tareas en ámbitos privados y públicos, desde el diseño de Arquitectura efímera a la remodelación y restauración de espacios universitarios.

Y un día, las cosas empezaron a darse de una manera inesperada. Cambios abruptos en mi vida y una invitación a salir de mi zona de confort, y de mi país, para llegar a España con nuevos sueños y objetivos renovados.
Y así me embarqué en un viaje de incertidumbres, y descubrimientos, de autorrealización.

Cómo empezó esta aventura de S’Ona.

En cierto momento de este viaje, las cosas parecían no salir de la manera esperada. España se encontraba en crisis y la situación era complicada, cuando me llega un ofrecimiento de trabajar en un mundo desconocido para mí, el de las ferias y  mercados. Acepté entusiasmado y sin imaginarlo, me encontré diseñando y aplicando algunos recursos que aprendiera en arquitectura, ahora para la creación de bisutería y complementos en cuero.
Unos años después comenzaría un proyecto personal, que venía tomando forma en mi cabeza, tal vez de manera inconsciente. El diseño y la creación de objetos de bisutería y joyería, y otros complementos en madera, material que siempre me había atraído por su nobleza y calidez.

Y de golpe todo tuvo sentido

Hay una anécdota que lo relaciona todo, y que, visto ahora, de adelante hacia atrás, le da sentido a todo.

Siendo un niño, con tal vez unos diez años, decía que quería vivir en una isla, siempre me gustó el mar, nadar, las olas, las imágenes de palmeras y paisajes marinos. Esta idea quedó guardada en mi mente y nunca desapareció. Mis veranos pasaban siempre por ir a la playa que echaba en falta viviendo en Buenos Aires, y nunca me planteaba otro destino. Acabando la carrera de arquitectura recuerdo decir que si para vivir en una isla tenía que vender pulseras por las playas, lo haría a pesar de la arquitectura que me encanta. Y si bien no hice una búsqueda consciente por estar en ese lugar, las diferentes situaciones que fui atravesando me trajeron aquí.
Así es como hace ya unos años, en la paradisíaca Mallorca nació  S’Ona.